miércoles, 3 de diciembre de 2014

Suelo pélvico


¿Qué es el suelo pélvico?
¿Yo también tengo de eso?
¿Y para qué sirve? 
¿Y esa palabra tan rara?

Estas son algunas de las preguntas que me han planteado varias personas, cuando les hablo del suelo pélvico, es un gran desconocido en la inmensidad de nuestro organismo.
Pocas personas se percatan de que existe algo ahí, y otras pocas son las que se imaginan para qué sirve o por qué tiene tanta importancia de repente.

¿Pero cuántas personas sabemos sentir el suelo pélvico?
Qué fácil es sentir un pie, o doblar el codo, o rascarse la cabeza si se siente picor, pero si yo te digo, contrae el suelo pélvico, probablemente me mires con cara rara y me digas: “y tú más”, por si acaso.

Bromas aparte.

El suelo pélvico no es nada raro ni extraño, es algo que tenemos todos, es una estructura muscular y ligamentosa que cierra la cavidad abdominal por su parte inferior, y con esto se impide que las vísceras caigan al suelo, así de simple.

Forma como un rombo o una hamaca o un puente colgante, aunque algunos no estén de acuerdo con esta descripción de su forma, considero que es la más gráfica para imaginárselo.

Se extiende desde el coxis hasta el pubis en su diámetro longitudinal y desde un isquion hasta el otro transversalmente.

¿Por qué es tan importante esta zona del cuerpo?
Esta es la pregunta importante.
Por varias razones.

La más importante, a mi modo de ver, es por el gran desconocimiento que tenemos de esta zona, que hace que se encuentre como medio abandonada, con lo que puede llegar a degenerar en patología con más facilidad. 

No nos olvidemos que hemos dicho que son músculos, y estos deben de estar fuertes y elásticos para cumplir con sus funciones de movimiento, exactamente igual que el resto de músculos de nuestro cuerpo.

Las complicaciones que pueden derivar de un mal funcionamiento de esta zona entre otras es la incontinencia urinaria, y ahora sabemos que este hecho, estas pérdidas de orina,  inciden de manera muy negativa en muchos de los ámbitos de nuestra vida habitual, como puede ser el psicosocial, laboral, afectivo, sexual… prácticamente en todos.

Muchas veces nos centramos en patologías o les damos importancia según su grado de gravedad física, y no nos damos cuenta de que las que derivan en problemas síquicos o emocionales, pueden tener incluso mayor relevancia, porque son silentes, porque van horadando la personalidad poco a poco y  con ello, la capacidad de reacción.

En este caso la incontinencia urinaria, produce tal sensación de vergüenza que el aislamiento al que se someten muchas de estas personas, les puede llegar a pasar una gran factura.
Y aquí viene la pregunta del millón, ¿No sería mucho más fácil la prevención y la educación e información, que las complicaciones que desarrolla esta patología?

Unas campañas informativas sobre el suelo pélvico, sobre ejercicios para empezar a sentirlo, en especial atención a los grupos de riesgo, nos vendría bien a todos y sobre todo a todas.
Y digo esto, porque las mujeres, somos un grupo con mayor posibilidad de sufrir patologías relacionadas con disfunciones de suelo pélvico.

Fundamentalmente por tener nuestros órganos sexuales internos y una vejiga más grande con más capacidad con lo que pesa más, y genera más presión sobre esta estructura. Y después por los efectos de los embarazos y los partos, en los que esta zona sufre como ninguna.
Existen otros factores de riesgo como son la disminución de estrógenos y la menopausia, que también son exclusivamente femeninas, en las que la laxitud en estructuras musculares y/o ligamentosas como es este caso, se ve acelerada.

Y los demás factores de riesgo como sobrepeso, falta de ejercicio, enfermedades metabólicas, estreñimiento, etc. son extrapolables a ambos sexos.

La función del suelo pélvico es la de permanecer fuerte pero también flexible, para soportar las presiones de las vísceras internas en su continuo movimiento por ejemplo durante los movimientos respiratorios, cuando el diafragma desciende (inspiración), presiona estas vísceras, las cuales, se deslizan hacia el suelo pélvico, éste las sujeta y se ensancha un poco, (por este motivo es necesario que esta estructura mantenga también su elasticidad).
Cuando el diafragma vuelve a su posición, las vísceras también y el suelo pélvico hace lo mismo.

Existen infinidad de ejercicios para fortalecerlo, pero no olvidar que también hay que mantenerlo elástico. Pero para poder realizarlos de la manera adecuada y que sean efectivos, porque de eso se trata, lo más importante es sentirlo.

Sentir esa zona, experimentar con ella, visualizarla y mantener ese equilibrio entre tono muscular y elasticidad, son las claves para tener un suelo pélvico en buenas condiciones.

Hasta ahora existían sólo unos ejercicios de referencia para estos menesteres que eran los de Kegel, pero ya hay muchos más, y a mí me gusta mucho el trabajo sobre fit-ball (son esas pelotas grandes que ya están en todas partes). 

Es un trabajo muy interesante porque te permite aumentar la sensibilidad del suelo pélvico solamente con sentarse sobre ella con las piernas abiertas. Si se necesita se puede realizar un poco de anteversión de la pelvis, (consiste en llevar la pelvis hacia delante como si sacáramos un poco el culete hacia fuera). En esta posición podemos sentir mejor nuestro suelo pélvico, también podemos aumentar la sensibilidad si enrollamos una toallita y la colocamos entre la pelota y nosotros.

Espero que os quede un poco más claro qué es el “misterioso suelo pélvico”.

Si queréis ampliar información lo podéis hacer a través mi programa de radio “Todo lo que Pilartes puede hacer por ti”, que se emite los martes de 17h a 18h de la tarde, o a través de la plataforma Ivoox donde están subidos todos los programas de Pilartes, que se han emitido, incluido el que se refiere al suelo pélvico.

Y no os olvidéis que para l@s que buscan algo más…..Pilartes

Gracias por estar ahí.

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